San Ricardo es una bodega construida en el siglo XIX sobre un antiguo cortijo del siglo XVI, situada en una región rica en recursos naturales y culturales, en la provincia de Ciudad Real. Ofrece experiencias vinícolas únicas en un entorno que incluye lugares emblemáticos como Almagro, Villanueva de los Infantes, el palacio del Viso del Marqués y el Parque Nacional Tablas de Daimiel, entre otros.
Esta bodega ha optado por viñas antiguas que siguen el ritmo natural de la tierra y el cielo, sin artificios ni intervenciones modernas. Las vides, en pequeñas parcelas, son cuidadosamente cosechadas a mano, siguiendo una tradición de décadas.
El arte y la tradición se fusionan en las etiquetas de los vinos, diseñadas por Jimena Barrau Migallón, donde se representan mujeres vestidas con trajes manchegos y detalles del mundo anime, capturando la esencia de la cultura manchega, tanto atemporal como moderna.
La historia de la bodega es igualmente impresionante. El cortijo, que data del siglo XVI, fue restaurado con técnicas tradicionales para preservar su carácter y autenticidad. Su arquitectura industrial, con suelos, bóvedas y 100 tinajas de barro originales, es una joya que recuerda la expansión de los vinos de Valdepeñas en todo el mundo, exportados desde estas instalaciones.
Explorar la bodega es como dar un paseo en el tiempo, desde los patios hasta los porches, desde los trujales hasta los techos con sus intrincadas vigas. Aquí, se puede sentir la conexión profunda entre el hombre y la tierra, desde la doma de mulas hasta las oraciones para proteger las cosechas. La visita a San Ricardo es una experiencia que transporta al pasado y revela sorpresas inesperadas. En resumen, Bodegas San Ricardo es mucho más que una bodega; es un rincón mágico donde la historia, la tradición y la naturaleza se funden en una experiencia única y auténtica.